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Con el Sol a cuestas. Día 2: “Turisteando” por Sultanahmet

DIA
2. ESTAMBUL

Amanecimos
con el sol ya bien arriba, pero seguíamos con la idea en la cabeza de subir a
desayunar al ático. Preparamos todo el desayuno y fuimos a disfrutar de las
vistas a la par que nuestras cabezas quedaban fritas bajo el sol abrasador. No
fue un desayuno en el que te apeteciera quedarte mucho tiempo.

 

Vistas matutinas
Desayunando al sol

 Bajamos
de nuevo hasta karakoy y allí cogimos un taxi que nos llevara otra vez hasta el
barrio de Sultanahmet. En vez de meterse por la maraña de calles del centro
rodeó el palacio de Topkapi llegando casi hasta el barrio de Kumpaki,a orillas
del mar de Mármara. Apeados a escasos metros de la mezquita azul dimos un
agradable paseo por la zona hasta llegar a ella, estaba cerrada para el rezo
así que cambiamos de planes y decidimos ir a hacer cola para entrar a la
cisterna del Yerebatan. La verdad que para la cola que había no tuvimos que
esperar mucho, pero si hubiera sido menos nos habríamos ahorrado la gran timada
por unos zumos de granada y naranja durante la espera (no compréis en el
puestecillo móvil, es exageradamente caro comparado con otros puestos de zumo).
Nuestro enfado por la primera gran timada del viaje bajo un calor de mil
demonios se nos pasó al entrar en la cisterna. Para el que no lo sepa, la
cisterna es una construcción donde se almacenaba el agua para abastecer a la
población. Está bajo tierra, con lo que entre la humedad y la ausencia de sol
la temperatura y sensación es muy agradable. Actualmente no está llena del todo
pero antiguamente tenía una capacidad de entre 80000 y 100000 metros cúbicos.
Antes de ponernos a pasear por este “palacio” subterráneo caímos en la “turistada”
molona de hacernos una foto con atuendos del sultán y su harén.  La foto habla por sí misma.

La foto

 

Aparte
de poderte hacer una foto como un sultán la cisterna es un lugar con bastante
encanto. La anaranjada luz y las decenas de columnas que soportan el techo le
dan un ambiente muy interesante. En la base de un par de esas columnas se
encuentran talladas unas cabezas de medusa, en una girada y en la otra boca abajo,
probablemente para evitar que la gente se convierta en piedra al mirarlas. No
se conoce de dónde proceden tan extrañas bases.

Cisterna de Yerebatan
Cuidadín con convertirse en piedra
Más cisterna

Pasada
la sesión de fotos y el paseo subterráneo subimos de nuevo a la sofocante
superficie. Como aún quedaba tiempo para que permitieran la entrada de turistas
a la mezquita azul decidimos dar un paseo por un pequeño bazar que hay cerca de
la misma. Al final terminamos entrando en uno de los puestos en donde compramos
unas fundas de cojines rebajadas gracias a la promesa de quedar a la noche para
tomar algo. De allí fuimos directos a la mezquita a la cola para turistas, que
muy a nuestro pesar era larga y bajo el sol. Aprovechamos las fuentes donde los
creyentes realizan sus abluciones para meter nuestras cabezas y así refrescarnos,
los rayos del sol no daban tregua.

Mezquita azul
Santa Sofía

A la
entrada a meter los zapatos en bolsas de plástico y a taparse todo lo que ellos
consideran que debes taparte, aunque luego veas mujeres dentro que van hasta
sin velo. Parece que el turismo se ha apropiado de esta mezquita en las horas
permitidas.Pero pese a la marabunta de turistas la mezquita sigue mereciendo la
pena. Son las decoraciones en azul la que dan el nombre más conocido al templo,
pero en realidad resultar ser la mezquita de Sultan Ahmed.

Detalle de las decoraciones azules

 

Interior de la mezquita de Sultan Ahmed
Ataviadas con pañuelos

 

Una
vez fuera nos volvimos a calzar y haciendo caso a nuestros estómagos fuimos en
busca de algo para llenarlos. Calle abajo por Alemdar encontramos un sitio de
kebap que no parecía excesivamente caro así que no lo dudamos. Nuestra
siguiente para fue el Palacio de Topkapi, no muy lejos de donde nos
encontrábamos. El complejo tiene más de 600000 m2 para que os podáis
hacer una idea de lo grande que es. Fue la residencia de varios sultanes
otomanos entre los siglos XV y XIX, dentro hay extensos jardines, residencias,
mezquitas y hasta un hospital, hoy en día es un museo. Cruzando por uno de sus
inmensos jardines llegamos a la puerta del saludo, antes de traspasarla hay que
comprar las entradas. De nuevo la cola para sacar los billetes en la máquina automática
era inexistente por lo que fue llegar y entrar. Directos nos dirigimos al harén
donde tienes que pagar un extra por entrar, pero que en mi opinión merece mucho
la pena ya que es donde se encuentran las habitaciones y rincones más
bonitos.Esta parte del palacio cuenta con más de 100 habitaciones, muchas de
las cuales se encuentran cerradas al público y muchas otras están bajo
restauración. De lo que recordaba de mi anterior visita es que no había tanta
habitación en obras y creo nos perdimos alguna muy chula. Es interesante la
organización del harén, que puedes ir leyendo en diferentes carteles a lo largo
de las habitaciones. En esta parte del palacio vivían la madre del sultán, sus
mujeres, concubinas y favoritas, la princesa, 
el resto de la familia y los sirvientes y eunucos. Los eunucos vivían en
la primera zona que se visita, pero fuera del edificio principal del harén. A
través del patio de los eunucos se llega al edificio del harén propiamente
dicho. En él vivían las mujeres siendo las instancias de la madre reina de las
más lujosas. Existen diferentes alas para las concubinas y favoritas, también
se pasa por el salón Imperial y por preciosos patios.

Puerta del saludo
Topkapi
Una habitación del harén
En uno de los patios del harén

Una
vez fuera del harén dimos una vuelta por el recinto entrando en algún que otro
edificio incluidas las joyas del sultán, que estaba tan atestada de gente que
no tenía ningún sentido pararse a ver ago. Pero los exteriores del palacio si
merecen mucho la pena aún con turistas, los extensos espacios hacen que no sea
tan agobiante. Destacan el pabellón de Iftar y Bagdad donde hay unas
excepcionales vistas del cuerno de oro. Cerca del Gran Pabellón las vistas al
Mármara son para no perdérselas, a sus pies hay una restaurante de lujo por el
que han pasado celebridades como la Reina Isabel II de Inglaterra. Topkapi es
un lugar que deberías visitar a tu paso por Estambul. Mi anterior visita fue
con guía por todo el recinto y si de verdad tienes el dinero, tiempo y ganas,
lo recomiendo.

Pabellón Iftar
Vistas al cuerno de oro
Pabellón Bagdag

 

Vistas al Mármara

Tras
todo el día de turismo y pateo estábamos derrotados así que montamos en el tram
de vuelta a nuestro apartamento. Por la zona hicimos unas cuentas compras y
tras descansar en el apartamento subimos por la calle Istiklal en busca de una
restaurante que nos había recomendado un amigo. El ambiente que hay en esta
calle es algo que no había visto en ninguna otra ciudad, me recordaba a la
rambla de Barcelona o a la calle de Preciados de Madrid pero con más gente y
espectáculos callejeros por todo el trazado. Nos metimos por una callejuela en
busca del restaurante, pero no logramos encontrarlo, así que nos apañamos con
otro que tenía terraza y no tenía mala pinta. No era lo más barato, pero
tampoco excesivamente caro. La comida estuvo buena. Al
volver al apartamento vimos que nuestro amigo turco vendedor de cojines nos
había mandado un par de mensajes. El cansancio decidió por nosotros y decidimos
no salir esa noche, otra vez será…

Ambientazo en Istiklal

  Siguiente Capítulo

 

Índice de capítulos

Día 0. Belfast-Dublín-Copenhague

Día 1. Copenhague-Estambul

Día 2. Estambul

Día 3. Estambul. Bus nocturno a Nevsehir (Cappadocia)

Día 4. Cappadocia

Día 5. Cappadocia. Bus nocturno a Pamukkale

Día 6. Pamukkale-Kusadasi

Día 7. Kusadasi-Samos-Ikaria

Día 8. Ikaria-Mykonos

Día 9. Mykonos-Santorini

Día 10. Santorini

Día 11. Santorini

Día 12. Santorini. Ferry nocturno a Atenas

Día 13. Atenas

Día14. Atenas. Bus a Kalambaka (Meteora)

Día15. Meteora. Bus a Tesalónica. Vuelo a Gerona.

 

 

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