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Retales de la antigua URSS. Día 4: Sobreviviendo sin ruso

DÍA 4 (04-09-12) ODESSA

        Me costó algo dormirme otra vez
por la garganta, pero fue coger el sueño y del tirón, la putada que temprano
empezó el ajetreo en la casa de Antonia y no pudimos dormir tanto como nos hubiera
gustado…

 

El salón de Antonia
Vistas desde la terraza

               

Aseados bajamos al piso donde
estaba la cocina y desayunamos los víveres adquiridos el día anterior. Dejamos
las mochilas en el salón, frente a nuestras antiguas literas y volveríamos a
por ellas tras el largo día que nos esperaba. Esa misma noche cogíamos el tren
nocturno hacia la capital. Teníamos los billetes ya comprados desde España y
solo tendríamos que acercarnos a la estación con los billetes electrónicos para
que nos dieran los billetes “reales”. Así que rumbo a la estación de tren,
aprovechamos por el camino para turistear un poco, viendo un par de iglesias
ortodoxas muy chulas, paseando entre parques bastante arbolados y pasando por un mercado.

Iglesia Ortodoxa
Mercado

  Tras una buena caminata llegamos
a la estación de tren, si el trayecto fue largo, lo que nos esperaba dentro no
tiene parangón. La experiencia de intentar canjear nuestros billetes
electrónicos fue más que exasperante, escasos letreros en inglés (y los que
había gracias a la Eurocopa), miles de cajas y colas increíbles, además los
letreros importantes estaban en ruso y ucraniano y no es que fuéramos muy
duchos en esos idiomas. Decidimos elegir una de las innumerables cajas, nos
pusimos a la cola. Tras unos 30 min veíamos el fin y solo quedaban dos personas
por delante. De repente la caja se cierra y adiós muy buenas. Por un tablón que
aparecía en cada caja fuimos deduciendo los diferentes horarios que en ella
aparecían, estaba el horario de apertura, pero luego tenían 4 descansos a lo
largo del día, con lo que se complicaba la cosa. Bajamos de piso y buscamos una
que tuviera poca cola, al fin llegamos hasta ella, le enseñamos nuestros
billetes electrónicos y nos dijo vete a saber qué, cogió un papel y nos apuntó
el número 9. Supusimos que este era el número de caja adecuado y así fue, por
desgracia estaba cerrada, tardaría unos 40min en abrir.

Estación de tren Odessa

Decidimos hacer tiempo por la
zona y nos acercamos a un parque a descansar. Por el camino vimos un
puestecillo de kbac (o kvass) y decidimos catar este extraño brebaje típico del
este, es una especie de cerveza que se hace con pan y que casi no tiene alcohol
(cerca del 1%).  La bella joven ucraniana
que nos atendió hizo que nos supiera mejor de lo que realmente estaba, no sabe
mal pero tampoco es algo que bebería todos los días. Pasados esos 40 minutos
decidimos volver a la estación, quedaban aún 2 min para que abriera la caja 9 y
ya había una cola de unas 10 personas. Llegó nuestro turno, le dimos los
billetes y nos los canjeó sin problemas. Ya estábamos listos para ver la
ciudad.

Bella joven vendedora de Kbac
La famosa taquilla 9

  Decidimos patear hasta el mar
negro a una de las playas de la ciudad, en este caso Otrada. La caminata fue
muy larga y llegó un momento en donde tuvimos que bajar por mitad de un bosque
a través de escalones y caminos de tierra. El mar negro no resultó ser negro,
sino más bien verde, estaba plagado de algas. Como hacía buen día nos sentamos
en un malecón y nos quedamos absortos observando a una clase de un colegio dar
natación y nadando en todos los estilos habidos y por haber. Como no nos
queríamos pringar mucho decidimos meter solo los pies en el agua. Así pasamos
un buen rato, disfrutando del momento.

Clases de natación
Otrada playa
Luis refrescando sus pinreles

  Nos pusimos el calzado otra vez
y caminamos junto al mar hasta que el hambre nos llamó y buscamos un
chiringuito en el que saciarla. Pedimos un par de perritos ucranianos
aderezados con una buena cerveza. Los perritos estaban muy ricos y eran muy
consistentes, están hechos en pan de durum y están llenos de vegetales. Reposada
la comida siguió nuestra visita turística, esta vez caminamos hasta el parque
Sevchenko, con vistas al inmenso puerto comercial y con un estadio deportivo en
su interior. El paseo era bonito con el puerto a un lado y árboles al otro,
llegamos hasta el final del parque y bajamos hacia el puerto de transporte.
Cruzamos un gran puente por encima de las vías del tren y llegamos hasta una
estatua extraña de un bebé gigante.

Parque Sevchenko
Puerto de Odessa
Extraña escultura

  Justo en frente se encuentran las
escaleras más famosas del cine, las que salen en el acorazado Potemkin. La pena
es que había unos andamios en medio y no se apreciaban bien. Lo peor de todo es
que nuestro destino se encontraba tras subir las escaleras. 192 escalones
después bajo un sol abrasador nos sentamos a descansar en lo alto. Allí un
personaje que chapurreaba español, nos animó un poco la conversación. Tocaba
paseo por el centro de la ciudad, volvimos a enlazar con Derybasivska, una
iglesia cercana, un pasaje y un par de edificios muy bonitos. Paramos en un
supermercado a comprar agua e intentamos cambiar moneda moldava en diferente
s
sitios de cambio y bancos, pero en todos con la misma suerte, no cambiaban
moneda moldava. Aún quedaba tarde por delante y nos habíamos ganado unas buenas
cervezas, así que nos sentamos en una terraza a degustar tan preciada bebida.

Escaleras de Odessa
Centro de la ciudad
Centro de la ciudad
Derybasivska
Pasaje
Frikadas que se encuentra uno

Volvimos a casa de Antonia a por
las mochilas, nos las pusimos a la espalda y fuimos caminando hasta la estación
de tren. No teníamos ninguna prisa ya que hasta las 00:52 no salía nuestro tren
y aún no eran ni las 8 de la tarde. Decidimos quedarnos apalancados en un
McDonalds cercano, por eso de aprovechar el WiFi y para que no nos miraran muy
mal al tener que estar tanto tiempo. Pedimos un par de refrescos primero,
seguimos con nuestros quehaceres de charlas, escritura de diarios, móvil, etc,
después pedimos la cena y ya hicimos tiempo hasta medianoche que es cuando nos
acercamos a la estación. El tren ya estaba en el andén, buscamos nuestro
compartimento y nuestras literas. Como fuimos así de cutres al comprar los
billetes, no alquilamos las sábanas, así que tiramos de saco de dormir.
El tren la verdad que estaba bastante bien, habíamos subido de nivel respecto al tren moldavo. Llegaron nuestras compañeras de compartimento, dos mujeres ucranianas que seguro
agradecieron nuestro olor a pies. Llegó una revisora con una camiseta en
español y se llevó los billetes de los 4. Ya estábamos listos para dormir, así
que eso fue lo que hicimos.

Nuestro tren

Siguiente capítulo: DÍA 5 (05-09-12) KIEV (Parte II)

Itinerario

DÍA 0 (31-08-12/01-09-12) MADRID-BUCAREST

DÍA 1 (01-09-12) BUCAREST

DÍA 2 (02-09-12) CHISINAU

DIA 3 (03-09-12) CHISINAU – TIRASPOL 

DÍA 3 (03-09-12) TIRASPOL-ODESSA  

DÍA 4 (04-09-12) ODESSA

DÍA 5 (05-09-12) KIEV (Parte I)

DÍA 5 (05-09-12) KIEV (Parte II)

DÍA 6 (06-09-12) KIEV-CHERNOBYL (Parte I)

DÍA 6 (06-09-12) CHERNOBYL-KIEV (Parte II)

DÍA 7 (07-09-12) KIEV-LVIV

DÍA 8 (08-09-12) LVIV

DÍAS 9 y 10 (09 y 10-09-12) LVIV-SHEHYNI/MEDYKA-PRZEMYSL-RZESZOW-GIRONA-MADRID

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