blogger,  Europa,  Rumanía,  Viajes

Retales de la antigua URSS. Día 1: Pateando Bucarest

DÍA 1 (01-09-12) BUCAREST

                Comenzamos
pronto el día sin haber dormido mucho, el desayuno estaba incluido y era de 7 a
10, con lo que no quisimos obviarlo. Así que llenamos el buche todo lo que
pudimos, recogimos las maletas y tras el check-out correspondiente pusimos
rumbo a la Gara du Nord, la estación de trenes principal de Bucarest…

 

   Hacía un día espléndido, a la
salida del hostel nos encontramos la primera manada de perros salvajes, pero la
verdad que éstos parecían bastante tranquilos. En todas las guías te advierten
de la peligrosidad de estas manadas descontroladas, pero supongo que cada vez
estarán más controladas, o al menos esa es la sensación que nos dio, mucho
perro suelto, pero ninguna banda de perros asesinos. Tras 10 minutos de caminata
al sol y con los mochilones a cuestas llegamos a la plaza Unirii. Allí
buscábamos el metro, pero la gigantesca plaza nos complicó la tarea de
encontrar la entrada adecuada para la línea que necesitábamos. El metro resultó
ser más moderno de lo que pensaba y mucho más barato que cualquier otro donde
hubiere montado, el ticket de un día cuesta unos 6 lei (1,4€) y te permite
montarte las veces que quieras.

  El trayecto hasta la estación
fue de unos 25min, una vez allí encontramos la taquilla de trenes
internacionales y cogimos los billetes destino Chisinau del tren que esa misma
tarde salía. Dejamos las mochilas en consigna y compramos agua y nuestra futura
cena (léase bocata de embutido) en un supermercado cercano. Ya estábamos más
liberados y nuestra ruta por la ciudad iba a dar comienzo. Para ello volvimos
sobre nuestros pasos y retrocedimos a la plaza Unirii de nuevo. Salimos por una
salida diferente y a un lado diferente de la enorme plaza y nos dirigimos en
primer lugar hasta la catedral patriarcal.

    Para acceder a ella tuvimos que
cruzar unas vallas que impedían el acceso a los coches y caminar hasta un
complejo de edificios blancos y llamativos. En toda esa zona se encuentra tanto
la catedral como el monasterio de Antim. Trasteamos un poco por el lugar,
disparamos unas cuantas fotos y bajamos del complejo hacia el palacio del
Parlamento. Este palacio es el edificio más grande del mundo después del
pentágono, o eso reza la fotocopia de la lonely planet que llevábamos. La
verdad que el edificio tocho es un rato.

Subiendo a la catedral
Catedral patriarcal y mujer rumana
Autofoto
Templo Anim
Parlamento

   Se acercaba peligrosamente la
hora de comer y no sabíamos nada sobre los horarios de comida de la ciudad,
quizás cuando llegáramos a un sitio decente estaría ya cerrado. Así que
decidimos andar hasta el centro histórico de Bucarest. Este centro es lo poco
que queda del Bucarest antiguo, el resto, el señor Ceaucescu lo convirtió en
edificios magnánimos de hormigón de cuestionable belleza. La zona me dejó muy
buena impresión, bastante ambiente, repleta de terrazas veraniegas y diversas pequeñas
iglesias que emergían de la nada. También se encuentra por la zona un palacio
en ruinas de “El empalador” Vlad Tepes, conde drácula para los amigos.

El empalador
Iglesia Ortodoxa
Terracitas por el centro
Calle del centro

     En el hostel nos habían dado
información sobre sitios para comer, fuimos al que más recomendaban pero estaba
hasta arriba, en sus carteles rezaba algo así como “quizás el mejor restaurante
de todo Bucarest”, tuvimos que dejarlo para cuando volviéramos a visitar aque
país. Pateando por la zona nos sentamos en un turco que tenía buena pinta, allí
degustamos nuestra primera cerveza rumana con bastante sed. La comida estaba
bastante bien, pero la cerveza mejor.

     Reposados y descansados
decidimos salir al sol abrasador para andar hasta la plaza Universitati y de
allí buscar el bulevar que nos llevara hasta la calle Victoriei. Desde esta
calle alcanzamos la plaza Revolutiei, donde se encuentra el edificio del
antiguo comité central del partido comunista, desde donde Ceaucescu dio su último
discurso el 21 de diciembre de 1989 y tuvo que escaparse en helicóptero debido
a la rebelión de las masas que abarrotaban la plaza. Por la zona se encuentran
también un par de estatuas y varios museos.

Plaza Revolutiei
Plaza Revolutiei

     Azotados y castigados por los
rayos del sol, la mejor idea que se nos ocurrió fue la de ir hasta el parque
Cismigiu. Por el camino quedamos sobresaltados al ver un taxi semi-volcado, un
cúmulo de gente y a los bomberos llegar a toda prisa. Por suerte no vimos ningún
herido de gravedad, tampoco parecía que lo hubiera habido pese a lo aparatoso
del accidente. El vergel de árboles, patos y sidosos pavos reales surtió el
efecto deseado de obligarnos a reposar a orillas del lago, allí observamos a inútiles
remeros e infinidad de jóvenes en patines de agua.

Taxi coche fantastico mode on
Parque Cismigiu

       Ya aburridos, pero también
descansados, dejamos de lado el parque y el metro de Izvor nos llevó hasta la
plaza Victoriei. Ahí nos armamos de valor y anduvimos algo más de 1km hasta el
arco del triunfo. El paseo la verdad que resultó ser bastante agradable, mucha
sombra, varios museos, embajadas y gente practicando deporte (jogging,
patinaje, bicicleta, etc). La vuelta no fue igual de larga, fuimos hasta el
metro que había en la plaza Charles de Gaulle. En esa plaza un parque bastante
animado daba la bienvenida a infinidad de grupos de jóvenes de toda condición y
tipo, fotógrafos de bodas y un largo etcétera. Nosotros no parecíamos invitados
al evento y teníamos que volver hasta la estación de tren, así que no dudamos
en coger el metro para llegar hasta allí.

Arco del Triunfo

   

    Una vez en la estación nos
sentamos a tomar la segunda y última cerveza del día, aproveché para llamar con
tarifas asequibles y poco después fuimos a por nuestras maletas. Cargadas al
hombre buscamos el andén correspondiente y allí estaba, brillante bajo el sol,
de un azul omnipotentemente viejo, nuestro tren moldavo, aquel en el que
pasaríamos algo más de 13h de nuestras vidas. Entramos a nuestro compartimento
correspondiente, 4 camas , una
mesilla, un coqueto jarrón  y una gran alfombra adornaban la estancia.
Pronto llegarían nuestros compañeros, primero fue un húngaro que chapurreaba
español y después el que creemos un moldavo al que no entendíamos nada.              

Aquello era un cocedero total, suerte que el ave se puso en marcha y con el compartimento abierto y la ventana del pasillo también algo de corriente se hacía. Disfrutamos del atardecer en aquella antigualla soviética y pronto colocamos la ropa de cama consistente en funda para la almohada, sábanas, una manta y un trapo. Tras la cena de un hermoso bocadillo de salami rumano y pan con mucha miga subo a mi cama y comienzo a escribir este diario, en el siguiente capítulo a ver qué tal el trayecto, ahora solo quiero apagar la luz y caer muerto sobre la almohada hasta que nos pidan el pasaporte o vete a saber qué.

 

 

Siguiente capítulo:  DÍA 2 (02-09-12) CHISINAU

Itinerario

DÍA 0 (31-08-12/01-09-12) MADRID-BUCAREST

DÍA 1 (01-09-12) BUCAREST

DÍA 2 (02-09-12) CHISINAU

DIA 3 (03-09-12) CHISINAU – TIRASPOL 

DÍA 3 (03-09-12) TIRASPOL-ODESSA  

DÍA 4 (04-09-12) ODESSA

DÍA 5 (05-09-12) KIEV (Parte I)

DÍA 5 (05-09-12) KIEV (Parte II)

DÍA 6 (06-09-12) KIEV-CHERNOBYL (Parte I)

DÍA 6 (06-09-12) CHERNOBYL-KIEV (Parte II)

DÍA 7 (07-09-12) KIEV-LVIV

DÍA 8 (08-09-12) LVIV

DÍAS 9 y 10 (09 y 10-09-12) LVIV-SHEHYNI/MEDYKA-PRZEMYSL-RZESZOW-GIRONA-MADRID

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *